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De Cucos y Críalos

A finales del invierno y en los albores de la primavera, mientras caminamos por una zona abierta de dehesa, de repente, nos sorprende un alboroto de gritos en la lejanía. Cualquiera se sorprende con tal escándalo e incluso más si no se conoce al «cantarín». Poco a poco, el griterío, formado por una estrofa repetitiva (CRIA-CRIA-CRIA)  se va acercando entre los viejos troncos de las encinas. 

Cuando descubrimos al primer protagonista de esta crónica, observamos a un pájaro de tamaño mediano, que sin duda alguna, es una de las aves más interesantes de nuestra fauna. Posado en lo alto de una carrasca, sin dejar de reclamar, nos quedamos atónitos con su belleza. Caracterizado por presentar unas largas y escalonadas plumas rectrices y un moteado que salpica su manto, así como el color beige amarillento de sus zonas ventrales y de la garganta, nos fijamos en, quizá, el detalle que más nos llama la atención. Cómo si de un jefe tribal o un chamán se tratase, el pájaro repite su perorata de reclamos, adornado por un bonito tocado de plumas en forma de cresta. Se trata del Críalo europeo (Clamator glandarius). 

Críalo (Clamator glandarius)

Durante el mes de Marzo, si bien hay citas de ejemplares más tempraneros, recibimos el grueso de la población estival de esta especie. ¿De dónde vienen? Al igual que su primo, el Cuco común (Cuculus canorus), la población europea pasa nuestra estación invernal en el continente africano, concretamente en las zonas cercanas al trópico. Tremenda hazaña, más aún cuando se observa la forma de volar de este ave. 

Críalo reclamando

Pero no menos asombrosa, es su estrategia de reproducción. Nos quedamos incrédulos cuando observamos la genialidad de las construcciones de los nidos de algunas aves muy conocidas, como es el caso del fantástico nido de la Golondrina común (Hirundo rustica), de la enorme plataforma de la Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) del campanario de la iglesia de nuestro pueblo, o del nido de la Urraca (Pica pica), por poner algunos ejemplos. Pero, ¿es posible que un ave pueda reproducirse sin hacer nido? 

Junto con el Cuco común, son las dos únicas especies de aves de toda nuestra fauna, que no construyen nido alguno, pues burlan a los dueños de otros nidos para poner sus huevos y que éstos los saquen adelante. Este comportamiento reproductor, que sigue asombrando pese a su conocimiento y estudio, ha venido a denominarse como parasitismo, por los etólogos.  

Si bien hay diferencias en el parasitismo producido por estas dos especies, puesto que en el caso del Cuco, el abanico de hospedadores (de especies de aves parasitadas) es notablemente mayor, atendiendo sobre todo a pequeños y medianos passeriformes. Por el contrario, el Críalo es más selectivo, y casi de forma exclusiva, parasita los nidos de una especie de córvido, que como todos ellos es tremendamente inteligente, y que no es ni más ni menos que la Urraca (Pica pica).  Pese a esto, se han registrado como hospedadores del Críalo, otras especies de córvidos e incluso al Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), aunque éste se encontraba usando un antiguo nido de urraca.

 

Urraca (Pica pica). Principal hospedador del Críalo.

Sin entrar más a fondo en el parasitismo, es muy curioso observar en plena naturaleza, como los críalos engañan a las urracas para llegar a realizar la puesta en el nido de éstas. Como ya hemos comentado anteriormente, las urracas y todos los córvidos son muy inteligentes, por lo que el engaño de los críalos debe de ser un plan perfecto. De hecho, no es infrecuente, que los críalos realicen una especie de simulacro del engaño con nosotros, los humanos, cuando estamos en la zona y en las fechas concretas, atrayendo a nuestra mirada con sus gritos y vuelos cercanos. 

Cuando una pareja de éstos se establece en una zona, localizan a las urracas, que a principios-mediados de abril se encuentran realizando la construcción del nido e incluso las más tempraneras ya están realizando su puesta. Posteriormente se establece un trabajo en equipo, pues los críalos, conocedores de que las urracas no le darán una grata bienvenida, aprovecharán la saña de éstas para llevar a cabo su burla.

Mientras uno de ellos, en este caso el macho (si bien no se aprecia dimorfismo sexual) atrae a la pareja de urracas hacia él, alejándolas del nido, sin que éstas hagan ningún ruido (aspecto llamativo para esta especie), la hembra aprovecha la situación para realizar la puesta de sus huevos. El motivo de las urracas para no realizar ningún graznido o llamada cuando persiguen al macho, atiende, ni más ni menos, a no llamar la atención de sus congéneres y de otros córvidos, que podrían actúar como depredadores del nido o que podrían ser burlados por otra pareja de críalos en ese momento.

Se ha estudiado además, que un mismo nido regentado por una pareja de urracas, puede ser burlado por diferentes parejas de críalo, ya que es habitual localizar varios pollos de diferentes parejas en un mismo nido.

Pareja de críalos.

Una vez que el engaño ha sido realizado, la pareja de pegas (urracas) vuelven al nido y siguen como si nada hubiese pasado, aunque sin embargo la puesta que incuban es mayor. Como el período de incubación es menor que el de su hospedador, los pollos de críalo nacen generalmente antes, favoreciendo así su desarrollo en contra de los de los pollos de urraca, además de un mayor crecimiento y un voraz apetito por parte de los pollos.  Sin embargo, el engaño no acaba aquí. 

Se ha comprobado que en el caso de algunos críalos, una vez realizada la puesta, éstos vigilan la incubación y que ante la más mínima posibilidad, penetran en el nido de las urracas de nuevo, destruyendo alguno de sus huevos. Según Valverde no todos a la vez, para no ocasionar el abandono de la puesta, si no que sin producir un daño aparente, rompe con cuidado alguno de los huevos, fisurando o aplastando su cáscara, de tal forma que la urraca decide expulsar el huevo al observar la existencia de grietas o el poco peso de los mismos.

Parece ser que el Críalo utiliza una población de urracas hasta que la mayoría de los individuos rechazan los huevos parásitos y, después, pasan a otra población de urracas con una menor habilidad en reconocimiento de huevos (Soler et al., 1998). Pasados algunos años los críalos volverían a parasitar estas primeras poblaciones reconocedoras dando lugar a ciclos de parasitismo. Por este motivo, la argucia del Críalo limita la población de sus hospedadoras, si bien éste está íntimamente ligado a la existencia de las poblaciones del córvido.

Fotos de un ejemplar adulto de Críalo.

Antes de pasar a contar algún aspecto concreto del otro protagonista,  me gustaría añadir el motivo de por qué recibe este nombre y algún ligero apunte de la tradición popular sobre este ave. El nombre onomatopéyico de críalo, sin duda, procede de su canto, de ese tremendo y fabuloso concierto de reclamos en forma de «CRIA-CRIA-CRIA-CRIALO» que emite este pájaro espectacular, pues cuando se le dio este nombre, no se conocía con tanta exactitud su etología reproductora.

Atendiendo a su nombre científico (Clamator glandarius) se traduciría del latín como gritador que produce las bellotas. Lo de gritador, sin duda, es muy acertado, y  aunque glandarius no es tan evidente, podría deberse a que uno de los hábitats usados por esta especie, sea precisamente el de dehesas abiertas o pastizales con carrascas de encina.

 

Detalle de un apunte dibujado a acuarela.

Como nombres vernáculos cabe destacar algunos recogidos en diferente bibliografía, como por ejemplo el cuco real, el cuco moñón, el cuco rabilargo (del portugués) o el chichipego, este último procedente de la provincia leonesa. 

 

EL POPULAR CUCO

Con respecto al otro sagaz pájaro, al ser este notablemente más conocido, me limitaré simplemente a comentar algunos de esos datos populares y a dar algún apunte curioso. Refranes, dichos, canciones, creencias y poesías que son muy numerosas a lo largo y ancho de nuestra geografía, para un ave que también nos visita durante la estación primaveral y estival, el Cuco común (Cuculus canorus).

Macho adulto de Cuco común (Cuculus canorus)

Algo más tardío que el anterior, el Cuco nos anuncia la llegada de la primavera mediante el canto que también le ha propiciado su nombre. Tan famoso popularmente que hasta se han fabricado relojes usando su reclamo para dar las horas. 

Durante esta estación en la que permanecen más activos, podemos llegar a observar ejemplares con dos coloraciones, gris o rojiza. Los machos adultos son siempre de la variedad gris, como el de la foto anterior, y aunque generalmente las hembras adultas también son de un gris más parduzco, un pequeño porcentaje de hembras tienen un morfo rojizo (forma hepática).

Hembra de Cuco, variante rojiza. (Fotografiado mediante digiscoping)

Entrando a repasar la tradición oral popular, nos encontramos con infinidad de datos e incluso su onomatopeya al cantar, es usado en juegos escolares (cú-cú tras). Hemos querido recoger aquí alguno de ellos, a fin de no hacer demasiado extenso este texto.

«Al cuco, San José le da el habla y San Pedro se la quita» 

«Al cuco y el moral, no les asusta el temporal»

«Cuando el cuco llega, entonces es primavera; si el cuco aún no llegó, es que la primavera no comenzó»

«Entre Marzo y Abril, sale el cuco del cubil» (en algunos lugares continúa diciendo, con la nieve no quiere venir)

«Para  el doce de abril, si no canta el cuco está malo o se quiere morir»

«Para San Juan cambia de pluma y se vuelve alcotán» / «Por San Juan se vuelve el cuco gavilán» (Resulta llamativa la semejanza del cuco con un gavilán, sobre todo cuando el macho realiza sus vuelos nupciales)

«Si el cuco canta por San Juan, buen año de pan»

Es frecuente además encontrar diversas creencias sobre este pájaro, que en algunos sitios es de buen agüero pues como hemos detallado anteriormente, anuncia la llegada de la primavera, e incluso existía la creencia de que el número de cú-cú que hiciese el cuco serían los años que quedaban para casarse. De igual manera, también se usaba su repetida melodía para preguntarse por los años de vida que a uno le quedaban. (Cuco de Mayo, Cuco de Abril, ¿Cuántos años me das para vivir?)

También es habitual la leyenda popular de que cuando se escucha el primer cuco del año, hay que llevar dinero en el bolsillo o será un mal año.

Por último, es un ave tan conocida que incluso se ha adoptado su nombre como adjetivo para cosas bonitas y para personas hábiles que logran su objetivo sin esforzarse. Finalizo añadiendo un vídeo grabado mediante digiscoping, de una hembra de cuco de la variedad hepática, en el que de fondo se escucha el reclamo de un macho.

 

 

 

 

 

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