Así podríamos titular esta entrada, que viene a resumir dónde hemos realizado las actividades el fin de semana pasado en colaboración con nuestros amigos de Zamora Biodiversa. Con la intención de sintetizar estas dos jornadas diferentes pero que transcurren ambas en las agrestes orillas del río Duero.
El pasado sábado, volvimos a realizar, dentro del programa Zamora, Aves y Naturaleza una actividad de media jornada en el barrio de Carrascal, un enclave del cuál ya hemos hablado en varias ocasiones y que seguirá siendo objeto de información dentro de nuestra web.
La existencia de este montaraz paisaje, a escasos kilómetros de la ciudad, compuesto por la tranquilidad de las aguas del Duero, abrazadas por bosques de ribera, densas dehesas y cortados fluviales, sorprendió a los participantes que desconocían de su existencia. Este entorno tan bravío y campestre, pronto deparó observaciones de aves que también son poco conocidas para la mayoría de participantes.
Participantes de la última jornada desarrollada en el Barrio de Carrascal.
Entre ellos cabe destacar, la presencia habitual en esta zona de aves rapaces, como el Águila calzada (Hieraaetus pennatus), el buitre negro (Aegypius monachus) o un bello ejemplar inmaduro de Águila real (Aquila chrysaetos). Protagonistas también de la jornada, fueron los llamativos roqueros solitarios (Monticola solitarius) que en estos días sacan adelante a su prole, o un bello macho de Oropéndola (Oriolus oriolus) dándose sus pecualiares baños.
Roquero solitario macho.
También muy interesante, destacamos la flora característica de estos cañones fluviales del río Duero, junto como no, a los numerosos insectos que aprovechan su floración para libar su nutritivo néctar. Entre ellos destacaron, por sus vivos colores, algunas especies de mariposas como la Almirante Rojo (Vanessa atalanta), la Pandora (Argynnis pandora), la Morena (Aricia cramera), la Medioluto Inés (Melanargia ines) o la Aurora (Antocharis cardamines).
Participantes atendiendo sobre las explicaciones sobre flora. Tomillo salsero y Vanessa atalanta en fotos inferiores.
Finalizando la actividad pudimos observar al águila real sobrevolando por encima de nosotros, favoreciendo una estupenda visión para todos los participantes.
Águila real inmadura.
Sin olvidar lo acontecido en la jornada anterior, el pasado domingo 23 de Mayo, también realizamos otra actividad fuera del programa, en el Parque Natural de Arribes del Duero. En esta ocasión, pretendíamos observar aves y mariposas, sin desprestigiar a la increíble flora del entorno.
Comenzamos la jornada en el municipio zamorano de Fariza. Allí, pudimos disfrutar de una increíble colonia de Avión común (Delichon urbicum) muy atareada en la construcción y reparación de los nidos. Sirva esta observación, para realizar un pequeño inciso en nuestra narración, con el que pretendemos recordar, que la eliminación de los nidos de estas especies protegidas (aviones y golondrinas) está prohibida legalmente, siendo necesaria la solicitud de un permiso para su retirada a la administración, siempre y cuando existan argumentos de peso para ello y favoreciendo medidas que favorezcan la reproducción, una vez se retiren. No queremos desaprovechar esta oportunidad, puesto que en los últimos años, la eliminación de colonias de cría de avión común en nuestra región es preocupante.
Avión común (Delichon urbicum) haciendo el nido. Autora fotografía: Marta Mesa.
Observando a estos alegres pájaros, comenzamos la actividad, desplazándonos hasta el Mirador de las Barrancas, un increíble balcón sobre abruptos arribes. La panorámica que se contempla desde aquí es única, pues podemos observar grandes extensiones de profundos arribanzos transfronterizos, interpretando no sólo la flora y fauna que desde aquí se divisa, como veremos a continuación.
Participantes de la jornada del pasado domingo.
El pequeño recorrido hasta el mirador de las Barrancas, es sin lugar a dudas, un fructífero paseo para la interpretación vegetal pero también etnográfica. Las fantásticas cortinas de piedra, en ocasiones con construcciones populares tan interesantes como los chiviteros y casitos en su interior, engloban a su vez, una flora muy característica, en muchas ocasiones abandonada. Almendros, higueras, viñas y olivos se mezclan aquí con la vegetación salvaje propia de este entorno más térmico, como las encinas, las cornicabras y los valiosos enebros, conocidos aquí como jimbros.
Observando la flora característica del entorno del Mirador de las Barrancas.
Precisamente, es aquí, en Fariza y en el vecino pueblo de Cozcurrita, dónde se alcanzan una de las mejores masas forestales compuestas por el Jimbro, Nebro, o Enebro (Juniperus oxicedrus).
Enebro (Junniperus oxycedrus) y enebral de Cozcurrita.
Desde esta privilegiada situación sobre el arribe, el excelente grupo de participantes pudo disfrutar de una de las aves rupícolas más singulares y representativas de este enclave. Se trata del buitre más pequeño de Europa, el Alimoche (Neophron percnopterus) del cuál tuvimos la fortuna de observar hasta un total de siete individuos durante la actividad, disfrutando incluso de ejemplares de diferentes edades, favoreciendo la observación e identificación de la especie a través de los diferentes plumajes.
Alimoche adulto en vuelo.
Gracias a las fotografías y vídeos de los participantes, podemos ahora rememorar el vuelo del ejemplar inmaduro de Alimoche que pudimos observar, pinchando en el siguiente vídeo realizado por Marta Mesa.
Junto a los alimoches, nos deleitaron las numerosas siluetas de los buitres leonados (Gyps fulvus) en el cielo y una esquiva águila real adulta (Aquila chrysaetos). Además pudimos disfrutar del bello canto de la totovía (Lullula arborea), y los raudos vuelos de las golondrinas dáuricas (Cercopis daurica), vencejos reales (Tachymarptis melba), e incluso de vencejos pálidos (Apus pallidus).
Águila real en vuelo y Escribano montesino. Autor fotografías: Félix Santamaría.
Entre tanto que observar, la mañana transcurrió rápida, realizando la parada para la comida en La Ermita de Nuestra Señora del Castillo. Este agradable lugar, situado a escasos metros del mirador de las Barrancas, fue una estupenda elección, ya que finalizada la comida, y debido a la subida de temperatura, pudimos observar algunas de las especies de mariposas más interesantes y bellas de la jornada, incluso antes de seguir hasta la otra zona que visitaríamos posteriormente.
Águila real adulta sobrevolando el monte de encinas.
Bellos lepidópteros como el Macaón (Papilio machaon), la Cebrada (Iphiclides feisthamelii), las Mediolutos (Melanargia ines y Melanargia occitanica) o la Sofía (Issoria lathonia) fueron sólo algunas de las protagonistas de las 14 especies de mariposas observadas.
Cebrada o Chupaleches (Iphiclides feisthamelii). Autora Fotografía: Carmen Carrascal.
Medioluto inés (Melanargia ines) y Sofía (Issotia lathonia). Autor fotografías: Félix Santamaría.
Manto Bicolor (Lycaena plhaeas). Autora fotografía: Charo Mendoza.
Junto a estas bellas mariposas, observamos también algunos pájaros de carácter forestal como el agateador común (Certhia brachydactyla), el pinzón vulgar (Fringilla coelebs) o la Abubilla (Upupa epops).
Participantes de la jornada atendiendo a una de las explicaciones. Autora fotos: Marta Mesa.
Después de tan productiva mañana, nos dirigimos a la Ermita de Santa Cruz, en la localidad de Fermoselle. Una vez allí, realizamos una pequeña ruta a pie hasta el Mirador de las Escaleras. Por el camino, observamos otras especies de aves ligadas a zonas más abiertas, como es el caso del Escribano triguero (Emberiza calandra) o la Tarabilla europea (Saxicola rubicola), éstas últimas atareadas en la ceba de sus polluelos, ya volantones.
Macho de Tarabilla Europea (Saxicola rubicola). Autora fotografías: Carmen Carrascal.
La temperatura más elevada nos dejó también con una mayor actividad de lepidópteros pero también de reptiles, destacando la bella lagartija colilarga (Psammodromus algirus) de la que observamos numerosos ejemplares.
Lagartija colilarga. Autor fotografía: Félix Santamaría.
Estupendo ejemplar de Lagartija colilarga. Autora fotografía: Charo Mendoza.
Disfrutando de la flora del recorrido, como por ejemplo de las interesantes agallas de las quercíneas, como la encina o el quejigo, llegamos a la parte final de la actividad. Cornicabras, zumaques, madreselvas nos acompañaron junto a olivos, almendros, viñas y madroños.
En el tramo final de la actividad, conseguimos observar a una de las especies más demandadas por los participantes. Al igual que el alimoche, del que habíamos pasado prácticamente toda la jornada observando a los diferentes ejemplares, esta otra especie, es un símbolo no sólo del Parque Natural de Arribes del Duero, sino también de la fauna más montaraz, esquiva y amenazada de nuestra península ibérica. Se trataba de uno de los tres bellos ejemplares de Cigüeña negra (Ciconia nigra) que pudimos observar sobrevolando los cañones fluviales.
Cigüeña negra (Ciconia nigra).
Participantes de la jornada del pasado domingo. Autora fotografía: Carmen Carrascal.
Ya de vuelta de la actividad, tuve la fortuna de observar esta bella corza (Capreolus capreolus) que pastaba tranquilamente en una de las empinadas laderas.
Por último, agradecer a los participantes de ambas jornadas su interés durante la realización de las actividades, así como el envío de las magníficas fotografías y vídeos. Podéis consultar también las estupendas crónicas de nuestros amigos de Zamora Biodiversa sobre ambas jornadas.
Río Duero en el entorno del mirador de las Barrancas, autora fotografía: Marta Mesa.