Sin duda alguna, este título podría resumir brevemente la actividad desarrollada el pasado domingo, en uno de los rincones más bellos de nuestra geografía peninsular, el Parque Nacional de Monfragüe. Después de cancelar nuestra primera visita programada debido a condiciones meteorológicas adversas, pudimos disfrutar de la ingente biodiversidad que atesora este bello enclave extremeño.
En una agradable y calurosa mañana, comenzamos nuestra actividad en el entorno de Villarreal de San Carlos para dirigirnos al cercano mirador del Salto del Gitano. Desde aquí pudimos observar algunas de las especies protagonistas de la actividad pero también de este gran roquedo de la sierra de Peña Falcón, como es el caso de la Cigüeña negra (Ciconia nigra), una pareja de bellos alimoches (Neophron percnopterus) o pequeños paseriformes como el chochín (Troglodytes troglodytes) o la golondrina dáurica (Cercopis daurica).
Participantes observando aves en el entorno del Salto del Gitano.
Cigüeña negra en el nido. Fotografía realizada desde el mirador de uso público salvaguardando la distancia.
Absortos con los comportamientos reproductores de estas bellas aves zancudas, continuamos observando otras especies que comparten la seguridad de estos impresionantes cortados cuarcitícos para reproducirse, como es el caso del Buitre leonado (Gyps fulvus), siendo el ave rapaz más abundante de este espacio natural protegido. Contemplar las enormes siluetas de estas aves necrófagas contrastadas con el tinte añil del cielo, es todo un disfrute para los sentidos.
Buitres leonados en vuelo.
Si bien son las poblaciones de aves rapaces uno de los mayores atractivos de este enclave cacereño, no podemos olvidar que en Monfragüe no todo son aves. Por este motivo, quisimos englobar una pequeña muestra de lo que esconde, probablemente, la mancha de bosque mediterráneo mejor conservada de España.
Esta densa selva mediterránea que da nombre precisamente al espacio, se compone de algunas especies vegetales de interés que tuvimos la suerte de ir descubriendo y explicando en la subida hasta el castillo. El interesante contraste entre la flora típica de laderas de solana y de umbría que tan marcadamente se observa en las faldas de la Sierra de las Corchuelas, permitió conocer a algunas especies tan interesantes, como la Aulaga (Genista hirsuta), o el florido manto de jaras pringosas (Cistus ladanifer) y cantuesos (Lavandula stoechas) bajo las centenarias copas de encinas (Quercus ilex) y acebuches (Olea europaea sylvestris).
Explicando peculiaridades sobre los acebuches en la subida al castillo.
Desde la torre del castillo observamos algunos nidos de otro de los mayores tesoros alados de estas sierras, el Buitre negro (Aegypius monachus) que se encuentra en pleno periodo de cría. A diferencia de la mayoría de aves rapaces que pudimos observar, el buitre negro nidifica en las copas de altos y maduros árboles.
Para finalizar la mañana, pudimos contemplar la enorme extensión de dehesas que rodean a los encañonados cauces de los ríos Tiétar y Tajo. Bellos paisajes en los que se realizaría gran parte de la actividad en horario de tarde, pues no se concibe un Monfragüe sin cortados fluviales pero tampoco sin sus extensas dehesas.
Después de la parada en la fresca y umbría ladera para la comida, nos dirigimos de nuevo al punto de partida para observar otro de los valores naturales importantes en este espacio. Se trata de los herpetos, de los que pudimos observar una pequeña muestra de especies, como por ejemplo a varios ejemplares de Galápago leproso (Mauremys leprosa), lagartija colilarga (Psammodromus algirus), gallipato (Pleurodeles walt) o el tritón ibérico (Lissotriton boscai) entre otros.
Macho de lagartija colilarga (Psammodromus algirus).
Además también descubrimos algunas especies de odonatos y lepidópteros como por ejemplo a un bello representante de la familia de las Zygaenas.
Zygaena buscando la sombra del envés de las hojas. Autor: Jorge Iglesias
Bien entrada la tarde, visitamos diferentes y conocidos miradores de la cuenca del río Tiétar, como la Tajadilla o la Portilla del Tiétar, favoreciendo la observación de algunas otras especies, como el Águila culebrera (Circaetus gallicus).
Rio Tiétar con flores de cantuesos y gamones en primer plano. Autora foto: Alicia Casillas
A última hora de la jornada, nos internamos en las bellas, verdes y floridas dehesas de alcornoques y encinas. Allí nos esperaban algunas sorpresas como la observación de dos ejemplares de Garceta grande (Ardea alba), la esquiva y fugaz silueta de una Garza imperial (Ardea purpurea) o las innumerables melodías de los ruiseñores comunes (Luscinia megarynchos), alcaudones comunes (Lanius senator), sin olvidar a los bellos y veloces abejarucos (Merops apiaster).
Abejaruco y Alcaudón común. Autora fotos: Alicia Casillas
Entre dehesas, quisimos también mostrar a los participantes, la enorme biodiversidad vegetal y animal mediante una pequeña explicación de huellas de mamíferos. A los pocos minutos de esta explicación, uno de nuestros participantes consiguió descubrir una hembra de zorro (Vulpes vulpes) dormitando plácidamente a la entrada de lo que seguramente fuese el cubil. Tranquila, sin percatarse de nuestra lejana presencia en los primeros instantes, finalizamos la actividad observándola gracias al telescopio terrestre.
Zorro descansando.
Queremos aprovechar esta observación, para explicar que las observaciones y fotografías de aves en nidos están realizadas únicamente desde los miradores de uso público, manteniendo una distancia preventiva para no ocasionar molestias a la fauna.
Por último, queremos agradecer enormemente a los participantes de esta jornada su asistencia e interés durante la actividad, así como al organismo gestor de este espacio, pues para nosotros ha sido un verdadero sueño poder hacerla realidad, tras más de 20 años de conocimiento de este entorno natural; tema sin duda protagonista de otra crónica más adelante.