Comenzamos un nuevo año, y cómo no podría ser de otra forma, lo iniciamos en plena naturaleza. En esta ocasión, disfrutamos del inicio del 2025, en el interior de la micro reserva de biodiversidad La Coruja. Esta reserva privada que gestionamos desde hace 3 años, y en la que estamos centrando numerosos esfuerzos y recursos, no para de darnos sorpresas.
A la notable relación de especies de invertebrados y vertebrados que la usa, a lo largo de su ciclo vital, cifrándose por encima de las 170 especies, hoy, casi víspera de la festividad que tantos niños desean, ha aparecido el regalo ornítico número 108.
Si a la novedad de observar siempre una especie por primera vez en el año, le añades varios aspectos, como, por ejemplo, la relevancia de que aparezca en el lugar determinado, en concreto dónde desarrollas un proyecto de conservación de estas características, en lo que también se podría denominar más recientemente como «local patch» o por supuesto, la belleza intrínseca del ave, la observación puede ser mucho más gratificante.
Pero si además de todo esto, resulta ser una especie de la que guardas buenos recuerdos, cuyas poblaciones son raras o poco abundantes en la región en la que se produce la observación y, para rizar el rizo, hemos realizado medidas que la benefician durante estos años en la reserva, la sensación al observarla, resulta, sin duda alguna, reconfortante. Se trata de una de las especies de paseriformes, de esas que a los pajareros experimentados, pero también a los que se inician en el mundo de la ornitología, nunca deja indiferentes. El picogordo.
Macho adulto de picogordo (Coccothraustes coccothraustes) mascando una semilla en el parque de los Jesuitas, Salamanca. Autor: Erithacus – Observación de Naturaleza.
Durante los últimos tres años, una de las medidas realizadas en La Coruja, ha sido la eliminación de la flora alóctona y la posterior plantación de diversas especies arboladas y arbustivas autóctonas. Muchas de estas especies, se han seleccionado debido a la notable producción de flores, que en primer lugar benefician a gran cantidad de polinizadores, y que, en segundo lugar, dan lugar a la inmensa producción de frutos y bayas. Manzanos, acerolos, perales, ciruelos, majuelos, agavanzos, serbales, saúcos, endrinos, la lista es larga.
Estas especies además crecen de forma rápida, y sus frutos, algunos de ellos muy duraderos sobre el árbol, hasta en pleno invierno, son un gran atractivo para infinidad de animales, entre los que destacan un buen número de pájaros. Cuando realizábamos estas medidas, hace ahora casi 3 años, y nos disponíamos a plantar un buen número de estas especies frutales, era frecuente pensar y recordar, la predilección que tienen algunas especies de aves por sus frutos.
Picogordo sobrevolando un manzano silvestre o acerolo.
En el caso del picogordo, pájaro rechoncho, de aspecto masivo, con ese pico cónico, aparentemente desproporcionado, me asaltan los recuerdos, las observaciones y los apuntes en cuadernos de campo se amontonan. Sin tener especies favoritas como tal, cuando observo esta especie siempre conlleva una sensación agradable.
Hace más de 19 años, observaba atónito, esos primeros «pinzones de pico grueso». Los observaba en una fría jornada del mes de noviembre, posados sobre la copa de un plátano de sombra, en el parque huerta de Los Jesuitas, en Salamanca. Un oasis para la naturaleza en pleno corazón urbano de la ciudad.
Grupo invernante observado en noviembre de 2006, en el parque de los Jesuitas. Desde esta observación, comenzaron a ser muy habituales en el parque. Autor: Erithacus – Observación de Naturaleza.
Era un grupo de más de 10 ejemplares, en plena invernada. Hasta ese momento, la observación de esa especie en la provincia salmantina, si bien se distribuía por la práctica totalidad de la provincia, se limitaba a la observación de parejas reproductoras en las zonas sur y oeste, principalmente, y a individuos o grupos invernantes. En lo que respecta a la capital, la observación de ejemplares y mucho menos la reproducción de la especie, se resumía a citas muy contadas.
Resultó, que la densa, diversa y madura arbolada del parque de los Jesuitas, acabó gustando a los picogordos, y en especial, los frutos y semillas de algunas especies vegetales. Cada vez más frecuentes y más numerosos durante los inviernos, un buen año, en el 2006, al menos, una pareja nidificó en la única zona que no es de uso público del parque. Desde ahí y hasta la actualidad, la población reproductora de la especie, ha ido aumentando en este lugar, convirtiéndose además en una especie habitual y sedentaria en el parque. Actualmente, no es raro observar grupos de más de una decena de individuos y suele haber entre 2 y 4 parejas, dependiendo del año.
Adulto partiendo una cereza. Autor: Erithacus – Observación de Naturaleza.
En pleno desarrollo de la afición por la naturaleza, a una edad temprana, en la que todo te llama la atención, recuerdo muchas horas observando, sobre todo, las aves del parque, apuntando el número de ejemplares, la predilección por las zonas o árboles, y por supuesto, afinando el oído para descubrir el agudo reclamo de este pájaro.
Ejemplar juvenil localizado en el verano de 2006 junto a otro juvenil y dos adultos en el parque de Los Jesuitas. Autor: Erithacus – Observación de Naturaleza.
Apuntes rápidos realizados a acuarela. 2014. Parque de los Jesuitas. Autor: Erithacus – Observación de Naturaleza.
Hoy, casi 20 años después, en un frío y lluvioso día, disfrutaba de las idas y venidas de multitud de pajarillos en el hide de La Coruja. Carboneros comunes, herrerillos, pinzones vulgares, mirlos comunes, zorzales, petirrojos, lavanderas, trepadores azules que se han convertido en vecinos habituales del bebedero en esta época del año, y que aquerenciados a los frutos y semillas de los árboles que se plantaron, y a los aportes alimenticios colocados durante el invierno, se dejan observar y fotografiar. Algo en el ambiente, quizá un mayor número de pinzones vulgares, me hizo pensar en cuándo sería posible observar a esos pinzones de pico grueso, que había llamado cariñosamente en aquellos cuadernos de campo, aquí, machacando con sus poderosos picos, los frutos de los árboles de La Coruja. Ni 3 meses antes, apenas a un kilómetro de distancia, observé uno volando a gran altura, en dirección sur, espoleado por una considerable tormenta. Una observación de interés, como comentaremos más adelante.
Soñaba despierto quizá, cuando de pronto un imponente pájaro, se posó en el bebedero, a escasa distancia, para salir inmediatamente volando con el grupo de pinzones que llegaba. Aunque había sido muy fugaz, apenas un parpadeo, el diseño de la cola, con la inmaculada punta blanca de las rectrices, a juego con las bandas alares blancas, dejaba pocas dudas. A los pocos segundos, pude observarlo de nuevo, y en efecto, era una hembra de picogordo. La alegría fue mayúscula, cuando al poco tiempo apareció otro ejemplar, cuya observación fue más breve si cabe, en esta ocasión un macho.
Ejemplar macho con plumaje de invierno localizado en enero de 2025, en La Coruja. Autor: Erithacus-Observación de Naturaleza.
Esta observación resulta de especial interés para el proyecto de La Coruja. Aunque la invernada de la especie es bastante común en la práctica totalidad de los hábitats (urbanos y no urbanos) de la comunidad castellano y leonesa, y allá dónde existan recursos tróficos disponibles puedan aparecer, la escasez de citas de la especie en la comarca dónde se ubica La Coruja, el páramo leonés, incluso en esta época del año, es notable.
Detalle del individuo de picogordo localizado en enero de 2025 en La Coruja. Autor: Erithacus – Observación de Naturaleza
Consultando toda la información disponible, que cito al final de esta crónica, parece, poco más, que el páramo leonés resulta un desierto para los picogordos o pitanzos, nombre vernáculo que reciben en la provincia leonesa. Sin apenas citas confirmadas, ni siquiera en invernada, cuándo ocupan un mayor número de hábitats, la especie está muy poco estudiada en la provincia leonesa, y salvo estas dos observaciones (la del pasado mes de octubre y la actual), el resto de observaciones se sitúan fragmentadas hacia el norte, dónde es relativamente más abundante y al oeste, ambas zonas dónde también se cita como reproductor, distribuyéndose de manera irregular.
Hacia el sur, en la vecina provincia de Zamora, está ampliamente distribuido por la mayor parte meridional, siendo también frecuente en la capital y rarificándose hacia el norte. Aunque al igual que ocurre con las comarcas orientales de la cordillera cantábrica, La Cabrera y El Bierzo, en la provincia de León, parece experimentar un crecimiento reproductor en las ubicadas al noroeste de la provincia zamorana, en La Carballeda y Sanabria.
Evidentemente, el páramo leonés, histórica y actualmente dedicado casi exclusivamente al cultivo agrícola, con grandes extensiones libres de arbolado maduro y productor de frutos o semillas, es lo que es para los picogordos. Un lugar en el que volar, fugazmente, hacia otras regiones con mayor disponibilidad de alimento. Quizá es que la población invernante que sobrevuela el páramo, completamente desconocida, que no debería ser pequeña, procedente de zonas más al norte de la península y de Europa, recala en los jardines privados y públicos, dónde puede alimentarse en estos fríos y duros días durante su viaje, y sus costumbres huidizas, hace de ellos, pájaros poco visibles a los habitantes de esta región.
Cabe preguntarse por la procedencia de estos ejemplares. ¿Centro o norte de Europa, norte de la península ibérica, movimientos de poblaciones parcialmente sedentarias y reproductoras de la Cabrera, bercianas o sanabresas? Un misterio.
En estos 20 años, he podido observar muchos más picogordos y en muchos más lugares, e incluso poder estudiarlos detenidamente mediante muestreos y anillamientos científicos realizados en Extremadura y Castilla y León, pero nunca han sido tan marcadas como aquellas.
Proceso de anillamiento científico y suelta posterior de dos picogordos, durante las jornadas realizadas en el Centro de Investigación y Educación Ambiental La Fontanita, propiedad de ADENEX, en Montánchez, Cáceres.
Por tanto, la creación de micro hábitats en nuestros jardines privados y públicos y la conservación de los hábitats existentes favorables, especialmente formaciones forestales con setos y linderos arbustivos, pero también de las masas forestales urbanas y periurbanas, que a menudo, se talan en el entorno de los municipios y ciudades, resulta de notable interés para estos pájaros y otros pájaros comunes, cada vez menos frecuentes.
Macho adulto reproductor de la especie. Parque de los Jesuitas. 2012. Autor: Erithacus – Observación de Naturaleza.
Esperamos que la estructura y composición vegetal de La Coruja, aunque a pequeña escala, sea un lugar de invernada regular para esta especie. ¿Quién sabe si, algún día, alguna pareja aislada la elegirá también como zona de reproducción?
La información relativa a esta crónica ha sido obtenida a través de documentación propia elaborada y también consultada a través de la siguiente bibliografía:
- Keller,V; Herrando, S; Vorisek, P; Franch, M; Kipson M; Milanesi, P; Martí, D; Klvanova, A; Kalyakin M.V; Bauer, H-G; & Foppen, R.P.B. (2020). European Breeding Bird Atlas 2: Distribution, Abundance and Change. European Bird Census Council & Lynx Edicions. Barcelona.
- García, J; Rodríguez, N; Miguélez, D & de Gabriel, M. 2011. Guía de las aves de León. Diputación Provincial de León – Grupo Ibérico de Anillamiento. León.
- García Fernández, J; Ramos, L.A. & Vázquez, X. 2008. Atlas de las aves reproductoras de León. Diputación de León, León.
- Ramos, L.A. 2008. Picogordo (Coccothraustes coccothraustes). Atlas de las aves reproductoras de León. Diputación de León, León.
- Distribución Picogordo en Zamora – Zamora Biodiversa
- López, V. y González, A. (Coord.) 2007. Atlas de las aves del término municipal de Salamanca. SEO-Salamanca.
- Blanco, M. (Coord.) 2004. Anuario Ornitológico de la provincia de Salamanca. 1924-2003. SEO-Salamanca.
- Blanco, M. (Coord.) 2007. Anuario Ornitológico de la provincia de Salamanca. 2004-2006. SEO-Salamanca.
- ATLAS AVES SEO/BIRDLIFE
- E-BIRD. eBird Basic Dataset. Cornell Lab of Ornithology, Ithaca, New York.
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