Estelas de invernantes

Este otoño y comienzo del invierno, meteorológicamente hablando, estamos realizando un buen número de actividades en plena naturaleza. Los participantes de todas ellas, mostraban gran interés en dedicar un gran esfuerzo para la observación, en su totalidad o en gran parte de las jornadas empleadas, de especies de aves invernantes. 

Lo que, por otro lado, para muchos aficionados, pajareros y naturalistas, siempre disfrutamos. La llegada de miles de aves invernantes, procedentes de zonas más septentrionales del continente europeo, fue, desde siempre, un momento de gran interés, solamente superado en nuestra región, por la migración estival. 

Sin embargo, hay un matiz diferenciador en ambas migraciones. A diferencia de la migración primaveral y postnupcial, salvo en algunas cuantas zonas de nuestra península y de especies concretas, era y es, todavía en algunos casos, la llegada de grandes grupos compactos de ruidosas aves de considerable porte, lo que hace a las invernadas, momentos especiales. 

Observar las perfectas formaciones, compuestas por decenas de miles de grullas trompeteando y sobrevolándote, la llegada de decenas de milanos reales a sus dormideros diarios, los compenetrados movimientos de miles de estorninos pintos o el rumor, cada vez más lejano y atípico de los gaznidos de los gansos, es motivo de admiración. 

Concentración de limícolas en un lavajo. Autor: J.L.A

Aunque en algunas especies, como en los ánsares, la invernada cada vez es menor debido a diferentes factores, entre ellos, los climatológicos, las invernadas siempre deparan la observación de imágenes de incalculable belleza. Hace solamente algunos días, pudimos disfrutar un poquito de la invernada de estas especies, con varios grupos de participantes y con un estupendo grupo familiar, procedente de Bilbao, al que agradecemos el envío de las fotografías que ilustran esta crónica.

Concentraciones bastante importantes de varias especies limícolas, como los chorlitos dorados, avefrías europeas, correlimos comunes, combatientes y algún otro infiltrado, se concentraban en los lavajos y orillas de las principales salinas de la reserva natural de Las Lagunas de Villafáfila.

Sin embargo, las verdaderas protagonistas, actualmente, en lo que respecta a la invernada de grandes aves en la zona, las grullas, depararon observaciones muy interesantes. En otro tiempo, habrían sido las inmensas concentraciones de ánsar común con otras especies de gansos más raras, las que habrían protagonizado gran parte de una jornada invernal. Pese a ello, pudimos observar un grupo de unos 150 individuos, dormitando en las cercanías de Barillos. 

Muy atípico para esta parte de la geografía peninsular, y más en estas fechas puramente invernales, tenemos la suerte de disfrutar desde hace bastantes semanas de la presencia de una especie mediterránea, el flamenco común. Primeramente de 2 individuos, y actualmente de un total de 13 flamencos. Todo un lujo para un entorno, que en esta época, es aparentemente inhóspito y duro para esta especie. Como siempre, la naturaleza no deja nunca de sorprender y de estar en constante cambio.

Grullas en vuelo. Autor: J.C.D.

Centrarse en la observación de grandes aves invernantes, no quita menos esfuerzo para detectar a los pequeños paseriformes, que empujados por el frío, aparecen por cientos en rastrojos, cunetas y manchas forestales. Pardillos, jilgueros, pinzones, lúganos o alondras, que siempre gusta detectar en las salidas al campo durante estas fechas. 

Pardillo común. Autor: J.C.D

Otros pájaros que nos visitan en el invierno, son los bisbitas. Parientes de las conocidas lavanderas, los bisbitas pratenses y en menor medida, los bisbitas alpinos, nos aparecen casi por doquier en pequeñas zonas inundadas y pastizales. 

Bisbita alpino. Autor: J.C.D

Tanto mirar al cielo, en un lugar eminentemente rapacero, suele traer buenas vivencias y observaciones. En los alrededores inmediatos a las salinas, cuando no sobrevolando éstas, la aparición de rapaces de pequeña y gran talla, suele ser frecuente. Si a estos factores, sumamos el comienzo de los periodos de celo de grandes águilas, el combo puede ser magnífico. Jugando con el viento, descubrimos a este fantástico individuo subadulto de águila real, que parecía jugar sin esfuerzo, contra el fuerte viento.

Subadulto de Águila real. Autor: J.C.D

Después de esta observación y para finalizar la actividad, descubrimos algunos grupos de avutarda euroasiática, más cercanos que los observados a primera hora de la mañana, lo que permitió fijarse en detalles propios de las edades de los individuos.

Grupos de avutardas euroasiáticas. Autores: J.C.D, J.L., A.D.

Os invitamos a seguir disfrutando de la naturaleza, observando las aves invernantes que nos visitan en esta época. Siempre hay motivos suficientes y únicos para no quedarse en el sofá, pese a las bajas temperaturas. No queremos finalizar la crónica, sin agradecer a todos los grupos de estas últimas semanas por su interés en la realización de las diferentes actividades. 

 

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