El agreste paisaje de Arribes del Duero

Durante el mes de Agosto, Septiembre y Octubre, realizamos numerosas actividades en el interior del Parque Natural de Los Arribes del Duero. De todas las actividades realizadas, queremos destacar la actividad realizada con una agradable familia procedente de Galicia. 

Queremos resaltar esta actividad, a través de esta crónica, no sólo por los numerosos enclaves que visitamos durante las dos jornadas realizadas, ni tampoco por el buen número de especies de fauna y flora que pudimos descubrir, sino también por el interés mostrado por los participantes en todo momento. Este afán por descubrir la cara más montaraz de este espacio transfronterizo, facilitó conocer las Arribes del Duero desde diferentes puntos de vista.

Paisajísticamente recorrimos algunos de los más conocidos miradores sobre los cañones de los ríos Duero, Tormes, Camaces o Huebra. En lo que respecta a la fauna y flora, fueron protagonistas las especies rupícolas, tan características de este medio abrupto. Y por supuesto, como actividad complementaria y para saciar el interés en conocer a fondo este destino, pudieron disfrutar de la gastronomía popular y conocer su cultura enológica.

Enebral a orillas del río Duero situado en la orilla portuguesa.

En lo que respecta a la parte más natural, pudimos observar algunas de las especies de aves rapaces más habituales en este enclave, como el buitre leonado (Gyps fulvus) o el alimoche (Neophron percnopterus). También sorprendimos a dos individuos de buitre negro (Aegypius monachus), sin duda mucho menos habituales que las anteriores especies. 

Sin embargo, debido a la escasez de sus poblaciones, la observación que probablemente mayor interés reúna, fue la de dos individuos juveniles de águila perdicera (Aquila fasciata) cicleando sobre el cañón del río Huebra.

Interpretando el paisaje a través de su riqueza natural desde el mirador de Las Janas.

La observación de estas especies de aves rupícolas, dejó paso a poder observar especies de paseriformes tan vistosos como la dorada oropéndola (Oriolus oriolus), la golondrina dáurica (Cercopris daurica), el vencejo real (Tachymarptis melba) o el abejaruco europeo (Merops apiaster) entre otras y a la curiosidad por la estructura vegetal de los cañones y la penillanura, asombrándose por especies como las chumberas (Opuntia ficus) que se encontraban en plena fructificación. 

Asombrados por las increíbles vistas desde los miradores más impactantes, recorrimos buena parte de las orillas salmantinas, zamoranas y portuguesas, disfrutando también de las tradicionales fiestas de uno de los pueblos más hermosos del entorno, que hasta lo lleva impregnado en su nombre actual, Fermoselle. Observando a los rápidos aviones roqueros (Pytoprogne rupestris) que durante esos días sacaban adelante a sus polluelos, seguramente su segunda nidada, capturando incesantemente a los insectos, en una plaza con una improvisada estructura de madera que se coloca anualmente durante las fiestas como coso taurino, y que en estas localidades ha sido reconocido como bien de interés cultural.

Admirando la belleza de Fermoselle y de la estructura tradicional de tablaos.

Antes de finalizar la segunda jornada de actividades, y con el objetivo también de no extender esta crónica, visitamos, quizá el humedal natural más importante del oeste salmantino, la bella Laguna del Cristo. Con los últimos rayos de luz del día, pudimos observar especies de aves acuáticas como la cigüeñuela común (Himantopus himantopus), el andarríos chico (Actitis hypoleucos) o la ingente cantidad de anátidas que se agolpaban en la lámina de agua. 

Aunque no hubo suerte con la montaraz cigüeña negra (Ciconia nigra), debido a la falta de luz, si pudimos finalizar la actividad con un bello atardecer en este enclave.

Al poco tiempo, realizábamos otra actividad, visitando también este humedal, observando entre otras muchas especies acuáticas, un grupo migratorio de hasta 7 ejemplares de Cigüeña negra (Ciconia nigra), compuesto por individuos juveniles y adultos, que a buen seguro ahora estarán a cientos o miles de kilómetros de distancia, en sus cuarteles de invernada.

Grupo de cigüeñas negras (Ciconia nigra) en vuelo. 

Ejemplar subadulto de Cigüeña negra (Ciconia nigra)

Por último, queremos agradecer a todos los participantes que han formado parte de estas actividades «veraniegas» por su alto interés y respeto por los valores naturales, algunos de los cuáles, hemos tenido el placer de disfrutar con ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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